martes, 15 de abril de 2008

A un mes del hecho


Recordaron a la cajera asesinada en un supermercado

En el Vea de 525 entre 8 y 9, trabajadores y clientes prendieron velas. Se colocó una placa en homenaje a la empleada asesinada. Su marido Néstor agradeció el reclamo de los ex compañeros de trabajo.
Dos de los tres crímenes cometidos durante asaltos en lo que va del año en La Plata fueron recordados ayer, aunque de manera bien diferente: en el supermercado Vea de Tolosa, rindieron homenaje a la cajera Soledad Acosta, y en el barrio La Loma, una nueva asamblea de vecinos refrescó el caso del veterinario Edgardo Vallefín, aún sin una resolución concreta.
En los dos lugares, se dio el mismo reclamo: mayor seguridad pública. Pero mientras en Tolosa pueden decir que las cosas van encaminadas, en La Loma no ocurre lo mismo y eso fue tema de discusión y de preguntas entre los 40 vecinos que se juntaron en la puerta de la Escuela 19.
Velas y una placa
El nombre de la cajera quedó desde ayer impregnado en una placa en la sucursal de Vea de 525 entre 8 y 9. “El recuerdo de los momentos vividos nos acompañará siempre. Hoy te recordamos con todo el amor que sembraste. Por tus sueños, por tu esperanza y por tu ternura, estarás eternamente en nuestros corazones. Esposo, hijos y hermanos”, reza el granito que se colocó junto a la entrada y debajo de la bandera que desde hace unos días pide “Justicia por Soledad”.
Néstor Lurbe, el esposo de Soledad, también se acercó, pese al esfuerzo que le cuesta ir hasta el lugar donde mataron a su esposa. “Del tema judicial, no puedo decir nada y hoy por hoy no es mi prioridad. El mayor problema lo tengo en casa”, explicó.
Con tres hijos a cargo y a sus 33 años, Néstor decidió volver a trabajar. “Un poco que lo necesito”, se justificó, como si tuviera que hacerlo. El acepta que la vida debe continuar, aunque no sea fácil. También agradece a los ex compañeros de su esposa, por seguir el reclamo que no logra sostener solo.
A su lado, su abogada comentó: “La gente del barrio sigue con miedo, los empleados, igual”. En el lugar, unas 50 personas, entre señoras del barrio, vecinos y empleados del supermercado, prendieron una veintena de velas y rezaron una oración.

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