Marcha en repudio al
accionar delictivo
que jaquea a Tolosa
La masiva movilización de vecinos ocurrida en Tolosa, generada por el "fusilamiento" de una cajera del supermercado Vea en su puesto de trabajo, fue una muestra mas del hartazgo vecinal ante el progresivo crecimiento de la ola delictiva en la zona y la falta de respuestas concretar desde diversos sectores al reclamo de mayor seguridad.
El dolor y la indignación movió a casi todo Tolosa y se sumaron muchos vecinos de Ringuelet. Los comercios cerraron las puertas por dos horas, en repudio a tanta inseguridad, tanta violencia y fundamentalmente tanta desprotección.
Se puede decir que en la marcha del lunes 17 estaban todos. Si, todos. Porque aparecieron esos funcionarios que nunca dan la cara, pero que ahora ante semejante movilización, abandonaron sus infranqueables bunkers para bajar a tratar de calmar las aguas.
Había policías y móviles como jamás se vio en Tolosa y lo que más indignó a la gente fue el cordón policial mixto que se hizo frente a la casa de la madre de la presidente Cristina Fernández.
"¿A qué le tiene miedo esta señora?, ¡si cuando sale a hacer las compras lleva custodia!. ¡A los que están matando es a nosotros!", se escuchó decir a algunos manifestantes. Lo concreto es que la Policía Federal y la Policía de la Provincia hicieron un doble cordón con los escudos antimotines, cosa que caldeó más a la concurrencia.
Tolosa está en la mira de la delincuencia. El mes pasado, en el Club San Martín se convocó a una reunión para reclamar seguridad, pero solo sirvió para que los vecinos expresaran su bronca. Los funcionarios policiales presentes se mostraron comprometidos de palabra, pero esas palabras nunca llegaron a convertirse en hechos.
Ahora si, las cosas pasaron a mayores y por unos días Tolosa se verá teñida del color del uniforme policial y los chalecos naranjas. Operativos de control, rondines y móviles desfilando a marcha lenta. Pero nada cambiará. En poco tiempo todo volverá a ser como antes. Cuando la presión vecinal ceda, todo volverá a ser como antes y entonces otro nombre eclipsará al de Acosta.
Tolosa había sido noticia en reiteradas oportunidades en los días previos. En la TV salió un asalto a la estación de servicios de 13 y 520. El número 72 en cuatro años. Hoy ya debe haber llegado al 80. Un comercio de 520 entre 11 y 12 también fue robado, al igual que la librería Crayón. El mismo Vea había tenido un episodio similar días antes.
Horas después de la marcha vecinal, aparecieron los dos primeros detenidos por el hecho del supermercado. Más allá de que finalmente se confirme si fueron los autores o no, uno de ellos purgaba una detención domiciliaria, con permiso para "trabajar", a raíz de un delito cometido cuando era menor.¡Sin palabras!
Pero no solo el corazón comercial de Tolosa está jaqueado por la delincuencia. Lo mismo pasa cerca de la 120. Allí las banditas armadas asaltan y maltratan a comerciantes y ocasionales transeúntes, a cualquier hora del día. Hay vecinos armados para autoprotegerse y se han comenzado a movilizar para organizar un reclamo generalizado, similar al que ocurrió frente al Supermercado Vea.
Allí nos dijeron que "desde que inauguraron las nuevas casitas en la bajada de la autopista, la delincuencia aumentó el mil por mil". Y hasta se animaron a decir que por intereses políticos se importó "delincuentes" del conurbano.
La calle es como el fútbol. Las muertes se suceden, pero nadie le busca el remedio a la violencia. ¡Será porque el fútbol es un gran negocio...! ¿la calle también?.
Negocio que lo disfrutan unos pocos y lo padecemos muchos. Negocio, en el cual algunos participan directamente y otros, son cómplices, mirando hacia otro lado.
En muchas reuniones, se escucha decir ¡Si ustedes saben quienes son!, ¿Por qué no los detienen? Y nunca llega la respuesta franca. Tal vez porque ese tipo de preguntas no tengan respuestas o no convenga responderlas.
Lo concreto es que mientras el poder político no baje la señal y la policía y la justicia tengan una verdadera independencia, la lista de vecinos mártires seguirá creciendo, creciendo, creciendo, hasta que sea la misma sociedad, que de alguna u otra forma diga ¡basta!
La masiva movilización de vecinos ocurrida en Tolosa, generada por el "fusilamiento" de una cajera del supermercado Vea en su puesto de trabajo, fue una muestra mas del hartazgo vecinal ante el progresivo crecimiento de la ola delictiva en la zona y la falta de respuestas concretar desde diversos sectores al reclamo de mayor seguridad.
El dolor y la indignación movió a casi todo Tolosa y se sumaron muchos vecinos de Ringuelet. Los comercios cerraron las puertas por dos horas, en repudio a tanta inseguridad, tanta violencia y fundamentalmente tanta desprotección.
Se puede decir que en la marcha del lunes 17 estaban todos. Si, todos. Porque aparecieron esos funcionarios que nunca dan la cara, pero que ahora ante semejante movilización, abandonaron sus infranqueables bunkers para bajar a tratar de calmar las aguas.
Había policías y móviles como jamás se vio en Tolosa y lo que más indignó a la gente fue el cordón policial mixto que se hizo frente a la casa de la madre de la presidente Cristina Fernández.
"¿A qué le tiene miedo esta señora?, ¡si cuando sale a hacer las compras lleva custodia!. ¡A los que están matando es a nosotros!", se escuchó decir a algunos manifestantes. Lo concreto es que la Policía Federal y la Policía de la Provincia hicieron un doble cordón con los escudos antimotines, cosa que caldeó más a la concurrencia.
Tolosa está en la mira de la delincuencia. El mes pasado, en el Club San Martín se convocó a una reunión para reclamar seguridad, pero solo sirvió para que los vecinos expresaran su bronca. Los funcionarios policiales presentes se mostraron comprometidos de palabra, pero esas palabras nunca llegaron a convertirse en hechos.
Ahora si, las cosas pasaron a mayores y por unos días Tolosa se verá teñida del color del uniforme policial y los chalecos naranjas. Operativos de control, rondines y móviles desfilando a marcha lenta. Pero nada cambiará. En poco tiempo todo volverá a ser como antes. Cuando la presión vecinal ceda, todo volverá a ser como antes y entonces otro nombre eclipsará al de Acosta.
Tolosa había sido noticia en reiteradas oportunidades en los días previos. En la TV salió un asalto a la estación de servicios de 13 y 520. El número 72 en cuatro años. Hoy ya debe haber llegado al 80. Un comercio de 520 entre 11 y 12 también fue robado, al igual que la librería Crayón. El mismo Vea había tenido un episodio similar días antes.
Horas después de la marcha vecinal, aparecieron los dos primeros detenidos por el hecho del supermercado. Más allá de que finalmente se confirme si fueron los autores o no, uno de ellos purgaba una detención domiciliaria, con permiso para "trabajar", a raíz de un delito cometido cuando era menor.¡Sin palabras!
Pero no solo el corazón comercial de Tolosa está jaqueado por la delincuencia. Lo mismo pasa cerca de la 120. Allí las banditas armadas asaltan y maltratan a comerciantes y ocasionales transeúntes, a cualquier hora del día. Hay vecinos armados para autoprotegerse y se han comenzado a movilizar para organizar un reclamo generalizado, similar al que ocurrió frente al Supermercado Vea.
Allí nos dijeron que "desde que inauguraron las nuevas casitas en la bajada de la autopista, la delincuencia aumentó el mil por mil". Y hasta se animaron a decir que por intereses políticos se importó "delincuentes" del conurbano.
La calle es como el fútbol. Las muertes se suceden, pero nadie le busca el remedio a la violencia. ¡Será porque el fútbol es un gran negocio...! ¿la calle también?.
Negocio que lo disfrutan unos pocos y lo padecemos muchos. Negocio, en el cual algunos participan directamente y otros, son cómplices, mirando hacia otro lado.
En muchas reuniones, se escucha decir ¡Si ustedes saben quienes son!, ¿Por qué no los detienen? Y nunca llega la respuesta franca. Tal vez porque ese tipo de preguntas no tengan respuestas o no convenga responderlas.
Lo concreto es que mientras el poder político no baje la señal y la policía y la justicia tengan una verdadera independencia, la lista de vecinos mártires seguirá creciendo, creciendo, creciendo, hasta que sea la misma sociedad, que de alguna u otra forma diga ¡basta!
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