martes, 29 de abril de 2008

Historias para contar

El día que hallaron una momia en Tolosa

Por Martín Chiesa

En lo que hoy en día son manzanas comunes, en tierras en donde se edificó y viven vecinos del pueblo de Tolosa, existió un cementerio. Este fue mandado a construir por la Municipalidad de Ensenada en 1872 y sus límites aproximados, eran: la calle 524 a 525, yendo de la 118 a 120 actuales. Este, se utilizó hasta1886, cuando por motivo de la reciente habilitación del cementerio de La Plata, fue clausurado.
El camposanto sirvió de substituto al que estaba situado en la Ensenada, a pocas cuadras de la actual Plaza Belgrano, de la vecina localidad. Los difuntos eran traídos en carros tirados por caballos, y se llegaba por la calle 118, motivo por el cual el vecindario de aquel entonces, llamó a la arteria, "calle de la amargura", ya que por allí los amigos y familiares, lloraban despidiendo al desdichado.
Hacia 1902, empezaron a trasladarse los restos del osario tolosano, al nuevo de La Plata, quedando solo aquellos cuerpos que no eran reclamados por nadie y algunas bóvedas cerradas con sus adornos arquitectónicos, y su ornamentación. Es en este tiempo, que sucederán hechos que romperán la tranquilidad del pueblo, causando estupor en los vecinos.
El día 19 de marzo de 1908, José Peralta, administrador del cementerio, hizo revisar las ruinosas bóvedas que aun permanecían intactas, encontrando sorprendido un cuerpo momificado.
En el libro "Breve Historia de Tolosa", el autor Francisco Laborde, cita respecto al hecho: "Se encontró una caja que por su conservación despertó curiosidad. Al destaparla se comprobó que contenía una momia de cuerpo entero y mascara intacta, de ojos semicerrados, con la dentadura superior al descubierto en una mueca risueña; atada la cabeza con un pañuelo cuyas puntas fingianle la mariposa de una corbata de moño, la cabellera larga y descolorida, las ropas interiores y exteriores en perfecto estado. Parecía una persona muy joven de 18 a 20 años, de pequeña estatura".
En base al hallazgo, Peralta avisó a las autoridades municipales y el 21 de marzo el diario "Buenos Aires" anunció el hallazgo diciendo "este cuerpo ha estado en unos de los nichos que existían en el Cementerio de Tolosa y la fecha de su inhumación data de unos 20 años por lo menos. Las condiciones en que se halla son tan raras como curiosas.
Observándole bien es exactamente idéntico a un Cristo con sus carnes disecadas y totalmente entero.
Este hecho tuvo tal resonancia que armó un gran revuelo en la población de Tolosa. El cadáver estuvo veinte días expuesto al público sin llegar a ser identificado. Años más tarde en un suplemento de diario "La Razón" se identificó a la momia a través de un amigo íntimo, que ratificaba reconocerlo. El difunto era Matías Behety, "un bohemio poeta talentoso", como lo describe Laborde.
Esté, vino a la ciudad a colaborar en el periódico "La Plata", pero enfermó de tuberculosis y fue llevado al hospital de Melchor Romero, donde falleció el 24 de agosto de 1885. Francisco Laborde cita: "en cotejo presidido por la Legislatura, como un homenaje a su talento; sus amigos y familiares le siguieron hasta el cementerio de Tolosa, en el que fue sepultado. Algún tiempo después un día en que sus camaradas decidieron llevarle unas flores a la tumba del bohemio, no pudieron encontrar en todo el camposanto la cruz señaladota y no se supo más nada del cadáver de Matías Behety. El hallazgo de la momia, lo devolvió a sus deudos".
En la actualidad, no muchos recuerdan el cementerio, en donde hoy hay manzanas con edificaciones variadas y mucho menos, sucesos como el de la momia que supieron hacer del pueblo de Tolosa, en un tiempo pasado, el centro de atención y la popularidad de la región.

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