viernes, 27 de agosto de 2010

¡Basta, por favor...!


Gracias, Cristina, por ocuparte de alterar mi tranquilidad

No entiendo nada de los K y los antiK, de los tira y afloja, de los negociados, de las componendas, de los datos truchos del Indec y otras yerbas. Me preocupa la inseguridad y el bienestar, bien entendido de la gente, pero quiero, exijo, que cuando estoy en mi domicilio, mi tranquilidad se transforme en un derecho inexpugnable.
Sin embargo esto no sucede gracias a Telefónica. De vez en cuando, llemaban para ofrecer "beneficios" por mi buen cumplimiento de pago, que en el par de veces que acepté fui sorprendido en mi buena fe y terminé obligado a reclamar para que me devolvieran lo que me habían facturado de más.
Pero desde que Cristina decidió borrar de un plumazo a Fibertel, los llamados se han multiplicado y hasta entran entre dos y tres por día, a toda hora. La oferta es tentadora, pero muy molesta, pesada, insistente.
Seguramente Telefónica se va a transformar en un monopolio en la zona y deberé caer en ellos para proveerme de Internet y volver a tener los inconvenientes que ya padecí, porque veo clara la historia. Primero hagamos abonados y después adecuemos el sistema.
Pero más allá de todo, yo pregunto: tienen derecho a tanto acoso. ¿Quién me defiende?

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