lunes, 25 de octubre de 2010

El Cruce


Sacrificio y amor al deporte

El Centro de Fomento y Biblioteca “El Cruce” se inauguró el 25 de mayo de 1951, cuando un grupo de vecinos que se dedicaba a realizar mejoras en el barrio de Tolosa, tuvo la idea de formar un club. Por aquel entonces los terrenos de la entidad deportiva ubicada en 522 entre 14 y 15 fueron donados, y la misma se empezó a construir de a poco.

Adrián Arias, su presidente desde hace seis años, comenzó su vinculación cuando era chico y jugaba al fútbol allí. Luego dicho lazo se desdibujó al permanecer afuera por mucho tiempo, y retornó definitivamente once años atrás cuando sus hijas comenzaron a practicar vóley, deporte que ambas continúan jugando en las categorías Sub 21 y Sub 16, respectivamente.

En lo que a disciplinas respecta, en las instalaciones del predio se dictan clases de taek won do, patín a nivel inicial y vóley. Vale aclarar que si bien tradicionalmente fue reconocido como un club de fútbol, en el presente El Cruce no cuenta con este deporte.

“Lamentablemente este año no pudimos ingresar en la Liga Amateur Platense, porque no contábamos con las divisiones inferiores, pero si Dios quiere en 2011 vamos a concretarlo. Sucede que no se puede competir si no tenés todas las categorías, y las infantiles siempre eran prestadas de otros clubes”, explicó Adrián, quien trabaja desde hace 17 años en el Diario El Día, haciendo tareas de diagramación, y además posee una zapatería, dedicada a la compostura de zapatos.

No obstante, si bien el Fútbol no figura entre las alternativas posibles para practicar, Adrián comenta que hoy la entidad es conocida por el vóley femenino, deporte que compite en la liga regional de La Plata, denominada ARVA (Asociación Regional de Voleibol Amateur). El objetivo inmediato es lograr la Copa Conjunto, formada por la sumatoria de puntos de todas las categorías. De acuerdo a las palabras del entrevistado, este año están bien posicionados al pelear los primeros puestos todas las divisiones.

El Cruce y la realidad

Se sabe que los clubes de barrio deben afrontar distintas dificultades para mantenerse en pie, y El Cruce no es la excepción a la regla. A pesar de que con el correr del tiempo ha evolucionado y crecido en lo que respecta a la extensión de su terreno, aún es mucho lo que queda por hacer. En este sentido tanto su presidente como secretario, Abel Gñazo, coinciden que ellos realizan todo a pulmón y con esfuerzo. “Más que comisión directiva somos un grupo de padres, atendemos el bufet, las chicas ayudan a limpiar, entre todos ayudamos”, agregó Arias quien se asume como futbolero y manifiesta que su deseo es que regrese el futbol para 2011, objetivo para el cual están trabajando.

El club cuenta en la actualidad con 150 socios; vale aclarar que cada persona que se interese en asociarse solo debe abonar una cuota mensual de diez pesos. Por otro lado las chicas que practican vóley colaboran con una cuota deportiva de cuarenta pesos, monto utilizado para pagarle el sueldo a un técnico especializado en tal disciplina, lo que les permite estar a la altura de la competencia en la que intervienen.

El Cruce ganó en 2008 el Presupuesto Participativo de la Municipalidad de La Plata, hecho que significó la construcción del gimnasio en la parte de atrás de la institución, donde las voleibolistas entrenan y juegan sus partidos. Cabe destacar que previo a la inauguración en abril de 2009, hacían de local en otros espacios alquilados, tales como el Club Reconquista y el gimnasio del colegio ubicado en 9 y 38. Por su parte la Escuela Nº 30, que el 1º de Octubre festejó sus bodas de oro, utilizó el año pasado dichas instalaciones para dictar clases de Educación Física, volviendo de alguna manera al espacio que la vio nacer.

Gñazo, que además se encarga de que la entidad esté al día en lo jurídico, explicó que cuentan con algunos sponsors cuyos carteles publicitarios se observan en las paredes del nuevo gimnasio. A su vez organizan bingos y rifas para recaudar fondos.

“Estamos recuperando espacios, porque esto estaba en mala calidad. Tenemos atrás otro salón, donde todos los domingos viene un pastor y nos alquila el lugar, es una entrada más, con eso se va pagando la luz y demás”, afirma Adrián Arias

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