miércoles, 3 de septiembre de 2008

Un tolosano mete mano


Restauran vitrales del Pasaje Rodrigo

El pasaje Rodrigo, edificio que pertenece al patrimonio histórico de la ciudad de La Plata y conserva el valor de las galerías europeas del siglo XIX está siendo restaurado y el experto Edgardo Borstelmann tiene a su cargo la recuperación de los preciados vitrales junto a su socia Ana María Callegaro.
El señorial edificio construido en 1929 se encuentra ubicado en 50 entre 4 y 5 con salida a la avenida 51. Su hacedor, el español Basilio Rodrigo le quiso dar a la ciudad la primera galería comercial. En breve se terminará la obra de restauración y las cuatro plantas del edificio lucirán totalmente remozadas, con escaleras mecánicas y otros adelantos, aunque guardando el estilo original.
Borstelmann trabaja para la restauración de los vitrales franceses del techo junta a Ana María Callegaro. Se trata de dos piezas de 4 por 11 metros, que fueron traídos especialmente para el Pasaje desde Francia en 1927. El dibujo simboliza al comercio y la industria y las teselas esmaltadas están unidas por plomo, como indica la técnica tradicional.
El trabajo fue arduo. Primero se comenzó con una sesión fotográfica; luego se desarmaron los paños cuidadosamente, numerándolos. Ya en el taller de Tolosa, se procedió al lavado de las piezas con agua destilada, un detergente de PH neutro y un cepillo suave y después vino el secado manual. Todo se hizo con mucho cuidado y usando elementos que no dañaran las piezas extraídas.
Para reemplazar las teselas rotas o deterioradas se usaron técnicas de antiguos vitralistas europeos, usando vidrios de textura y color, procediendo a su esmaltado y horneado con productos sobre la base de óxido de metales de alta temperatura de origen alemán y francés. La tarea no fue sencilla, ya que el tiempo invertido fue importante.
Esta es la segunda vez que Borstelmann y su socia Ana María Callegaro echan mano a este vitral. Ya en el año 2002 habían restaurado al mismo, pero luego el edificio quedó en manos de albañiles y electrcistas, que no pusieron todo el cuidado en el manejo de tan delicadas piezas, por lo que volvieron a producirse algunos deteriores. "Esperamos que ahora esta maravilla pueda ser admirada por más tiempo".
Como la idea es conservar la mayor cantidad de piezas originales posibles, se repararon a base de pegamentos especiales los vidrios rajados. El trabajo contempla la unión de unas 3 mil piezas por vitral con las soldaduras de plomo.
Solo resta la colocación sobre la estructura de hierro de los vitrales, pero eso quedará para lo último, cuando la obra de restauración del edificio esté terminada y próxima a inaugurarse, cosa queparece inminente, pero todavía no tiene fecha cierta.
Edgardo Borstelmann tiene su taller en la calle 1 entre 529 y 530, frente a las vías, donde realiza sus trabajos de restauración. Lleva más de 46 años en la actividad. Nació en Coronel Vidal y su pasión por el dibujo la complementó con las tareas de campo.
Su inclinación por las artes comenzó desde pequeño, aunque reconoce que no sabe como surgió ya que su madre era ama de casa y su padre albañil. Y a modo de explicación dice "supongo que viene de mis antepasados alemanes".
Estudió con maestros como Ciarella y Novarro el arte de los vitrales, pero después imprimió un sello personal a la actividad ya que se definió como un "permanente innovador", y dice que inventó algunas de las máquinas que actualmente utiliza, valiéndose de los conocimientos de mecánica adquiridos cuando trabajaba entre cosechadoras y trilladoras. Específicamente se trata de una máquina que fabrica varillas de bronce de 2 a 20 metros para ensambles en vitrales.
"Lo que más importa en la restauración de un vitral es llegar al tono justo. Tenemos que tener en cuenta que el tono original no es el que vemos cuando vamos a restaurar. El color original es el que está detrás de los efectos de la polución, los estragos del tiempo y el salitre.
Ha realizada numerosos trabajos y también ha sido distinguido en varias oportunidades. Entre sus obras figuran las realizadas en la capilla del Centro Oncológico de Gonnet; en el asilo del Colegio Misericordia; la Asociación Mutual de Empleados de la Justicia el museo de la Fundación Rómulo Raggio en Vicente López y el museo de arte hispano-americano de Capital Federal. También figura la restauración del vitral ubicado en la cúpula del edificio de EDELAP, donde se retiraron los paños, se cambió el plomo y se recrearon los diseños dañados.
Su socia Ana María Callegaro es veterinaria y desde hace 10 años trabaja junto a Borstelmann. Nos dijo que su inclinación por el arte de dar formas con el vidrio nació al sentirse sorprendida por algo "exótico y artístico que tiene mucha antigüedad pero que no es muy difundido. Fue un arte brillante en su momento, cuando el hombre bucó rendir un homenaje a Dios, para llegar a la luz".
Según comentó Ana María, la actividad en el taller es constante, manteniéndose la continudad del trabajo, ya sea para instituciones o obras particulares; ya sea piezas nuevas o a restaurar.



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