Un Camaro vuelve a rugir
En los finales de la década del 60, el Chevrolet Camaro llegó al mercado automotriz norteamericano para poner freno al éxito de ventas que sostenía el Ford Mustang, en el segmento de los autos pony. Dotado de líneas agresivas, una incomparable potencia de un motor V8 de 16 válvulas y 5.354 cc de cilindrada, fue bautizado con un nombre de origen francés, que significa "compañero".
Hoy, cuando las dos grandes marcas están empeñadas en disputar un nuevo round por la supremacía, con estos dos modelos totalmente remozados, 43 años después y a pesar de la crisis por la que atraviesan ambas, en Tolosa, con un trabajo artesanal que demandó más de un año de paciente labor, Rubén y David Silva, devolvieron el esplendor de un Chevrolet Camaro 327 modelo 1967, que estaba prácticamente destruido.
"Cuando llegó el auto, estaba muy deteriorado. Solo funcionaba el motor, que había sido reparado antes de que lo trajeran a nuestro taller. El 31 de marzo del año pasado pusimos manos a la obra y logramos restaurarlo en chapa y pintura, dejándolo totalmente original" señaló Rubén Silva, mientras procuraba sacarle brillo antes de que su dueño, un vecino de Gonnet, viniera a buscarlo.
"Este es un trabajo que me gusta mucho, pero lleva su tiempo y en este caso tardamos más de lo que pensábamos. El dueño, que lo tiene desde hace 10 años, consiguió algunos repuestos importados y lo que no había lo hicimos nosotros. Los pisos, tanto delantero como trasero y el del baúl, más los pasaruedas y los zócalos, los hicimos nosotros totalmente a mano. El año pasado, cuando habíamos terminado la restauración de la chapa del casco, llevamos al auto a la exposición de la Escuela Técnica N° 8, pero ahora, terminado, luce de otra manera", nos dijo el artesano.
El Camaro irradia su rojo intenso en medio del talle de 8 entre 522 bis y 523. Está listo para salir a hacer roncar un motor que es capaz de llevarlo a casi 200 km/h. "Me apasiona la restauración, pero en La Plata no hay mercado para este tipo de trabajos, sobre todo por el tiempo que lleva realizarlo. Más allá de que es muy difícil cobrar lo que realmente vale nuestra tarea, lo importante es que disfrutamos desde el principio hasta el fin la obra y nos satisface el resultado".
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